*Fiscales de 21 estados piden castigar a México catalogando “terroristas” a los cárteles mexicanos (¿y los propios?), solo para violar su soberanía.

Por Salvador González Briceño*

Estrategia imperial perversa. Nada imposible de ocurrir sino todo lo contrario. Parece de chiste que alguien te acuse de un delito que no cometiste, pero una torcida legislación —con base en el derecho tan truculento que se vende al mejor postor como al interés privado—, lo acomoda todo de tal manera que, con el aparato de Estado como apoyo y los funcionarios corruptos correspondientes, te fincan la responsabilidad, te juzgan por el delito inventado y te encierran como castigo.

Si eso parece mucho como persona, lo es más como país. Porque resulta todavía peor que te señale con el dedo el “maestro” de las banderas falsas, de los golpes de Estado, de las invasiones territoriales, de las guerras en todos los rincones del planeta, del creador del terrorismo, de las cárceles clandestinas; el traficante # 1 de armas y también de todo tipo de drogas; quien se sustenta cínicamente promotor de la “paz”, la “democracia” y la “libertad”: Estados Unidos.

Que siendo el principal generador de problemas contra la humanidad desde los tiempos de la Guerra Fría y con México desde mediados del siglo XIX cuando le arrebató más de la mitad de su territorio a la fecha —pasando por un corolario de injerencismo lo menos desde la Revolución Mexicana para acá; bajo el contubernio de gobiernos traidores, claro—, todavía a estas alturas siga amenazante con propuestas de invasión territorial.

Lo que es muchísimo peor: por problemas generados por ellos mismos. Porque quien introdujo a México en el tema de las drogas fue Estados Unidos. Quien creó las rutas de trasiego para bandas desde Sudamérica y Centroamérica, pasando por México ha sido Estados Unidos. Quien ha suministrado armas desde su frontera sur por décadas a México ha sido Estados Unidos. Quien tiene el mercado de consumo más grande del mundo —además no atiende a los consumidores y menos rehabilita—, es Estados Unidos.

Quien administra el billonario negocio cuyas ganancias van a parar al sistema bancario y financiero es Estados Unidos. Quien tiene agentes, y agencias como la DEA para administrar tal negocio es Estados Unidos. Quien le ha generado problemas a México por el tema de las drogas es Estados Unidos.

Quien ha impuesto controles de tipo económico, político, militar y social a México es Estados Unidos. Los tratados económicos, los acuerdos en materia de seguridad, las asistencias militares del norte al sur se han dado por iniciativa de los Estados Unidos. Es más, la imposición/adopción del TLCAN, hoy T-MEC, ha sido a instancias de Estados Unidos.

Descomposición neoliberal anglosajona

Y quien le ha metido el pie a México para que no progrese —¿alguien recuerda a un integrante del gabinete de Carlos Salinas (el traidor mayor de México), a Jaime Serra Puche, negociador del TLCAN, entre otros, cuando dijo que “la mejor política industrial es la que no existe”?; viles entreguistas y vendepatria—, una vez que mostró que puede crecer a tasas importantes, alcanzar el desarrollo e incluso convertirse en potencia económica, ha sido precisamente Estados Unidos.

Para arremeter contra México, como lo hicieron contra el mundo los anglosajones y “salvar” a las economías de la debacle de los años 70 —salvar las economías centrales y desarrolladas, claro—, se inventaron la triquiñuela miltonfreedmaniana y hayekiana neoliberal que le dio al traste a las economías, a los Estados y a las sociedades en general.

Con menor participación de los Estados en las economías, menores posibilidades de resolver los problemas tanto económicos como sociales, no solo la política y con ellas los partidos y políticos de quinta, perdieron toda la poca credibilidad que habían conseguido antes de los años 80.

De la mano de eso surgieron dos condicionantes: 1) la política se denigró y los políticos con ella, tanto se deterioraron los procesos electorales “democráticos” como los representantes mismos perdiendo “legitimidad”; 2) por los vacíos dejados por el ahora Estado ausente, se dio pauta al surgimiento de “negocios ilícitos” de todo tipo, como los que cultiva la delincuencia organizada (todos) y brotaron como hongos en un contexto de ilegitimidad, ilegalidad como al mismo tiempo ausencia de un Estado de derecho.

Todo se denigró en la economía, en la política y la sociedad incluidos los sistemas de justicia. Por ello, no pocas autoridades se coludieron con el crimen. Se sabe, desde luego no es ningún secreto, que la criminalidad aumenta solo con la participación de todas las autoridades (por las buenas o bajo amenaza), desde municipales hasta federales.

Peor, mucho peor cuando al poder presidencial llega un candidato ilegítimo de un partido que solo se muestra como vendepatria, el panista Felipe Calderón, que venía —como antes Vicente Fox—, de un sistema político priista, como decíamos, descompuesto por los antecedentes desestabilizadores del salinato, el zedillismo y sucesores.

Felipe Calderón cometió lo peor: se afilió a la “guerra contra el narcotráfico”. A pedir de boca de Estados Unidos. Mayor servilismo no pudo cultivar y el peor desastre, entreguismo e injerencismo, no le pudo generar al país; con la sabida destrucción violenta del tejido social mexicano.

Barr, el buscachambas

Si de por sí el cultivo de las drogas en México comenzó desde los años 30, con el florecimiento de los negocios ilícitos tras la descomposición neoliberal fructificó. Y más aún, alcanza niveles altamente degradantes tras la guerra declarada del ilegítimo y nefasto Calderón. Con él aumentó el tráfico, el cultivo, el trasiego; después el procesamiento interno de las más sofisticadas drogas, y con ello los cárteles dedicados al millonario negocio, ensangrentando al país.

¡Qué mejor escenario para ahora acusar a México de no poder controlar a “sus cárteles de las drogas”!

Y por qué no, amenazarlo con invasión militar, cuando México hace hasta más de lo que le corresponde emprender por un negocio cuyos frutos billonarios finalmente no son suyos sino del imperio del norte...

Cinismo puro de los acusadores de México, de su presidente y sus instituciones. Y quien se lleva la carga, pero también las palmas de los mexicanos, las Fuerzas Armadas de México, que por necesidad presidencial se buscó reforma legal para poder introducir elementos militares al control de un delito que es claramente policial y judicial; un poder judicial que, sin embargo, no resuelve o están claramente coludidos (incluso bajo amenaza).

Finalmente, que esto no tiene un final cercano, ¿a instancias de qué o quiénes se ha desbordado el negocio de las drogas en México? ¿Qué tienen que decir las autoridades de Estados Unidos? ¿Cómo se controla el negocio en su territorio, se persigue y castiga delincuentes?, no ¿verdad?

Y siguen las preguntas, de las cuales personas buscachambas como William Barr callan, al igual que los fiscales de 21 estados piden castigar a México catalogando “terroristas” a los cárteles mexicanos (¿y los propios?) solo para violar su soberanía. ¿Qué país hace más contra los criminales?

Además, ¿quién se beneficia con el negocio de las drogas?, quién tiene el mayor negocio de armas en la frontera, ¿acaso México? Baste seguir la pista del dinero. Y el ganador de todo negocio ilícito se encontrará en el sistema económico/especulativo y financiero estadounidense, y a los “jefes”, delincuentes y criminales de cuello blanco, “impunes” contando ser inocentes.

Ah, pero los criminales están en México. Y México solo no puede. Para eso hay que enviar la ayuda militar. ¡Vaya cinismo!

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*geopolítica.com, Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo., @sal_briceo.

07 de marzo 2023.